Vuelvo a las andadas
Me despierto.
Abro los ojos despacio, me duele la cabeza.
¿Dónde estoy? Ah, estoy en casa.
La miro.
- Hola...¿quién eres?
Ella parece algo molesta con mi pregunta.
- ¿No me recuerdas?
- Necesito algunas horas para que mi cabecita recopile información...
Divertida, me da un tórrido beso.
Me dejo hacer, no tengo otra alternativa.
- Me llamo Laura.
Beso en los labios
- Soy de Huelva, pero vivo aquí...
Se entretiene jugando con mis pezones...
- ¿Vas recordando?
- Algo...
- Nos conocimos en el Escape, pero ya me había fijado en tí en las terrazas...
- Me va sonando...
Sonríe y vuelve a besarme.
Me doy la vuelta de manera sutil.
Me abraza.
- Perdona, no quiero ser brusca, pero... ¿te importa marcharte?
Ostensiblemente disgustada, comienza a vestirse.
- ¿Me llamarás?
Sin darme la vuelta, respondo con voz firme:
- No lo creo.
- ...
Sé que no lo entiende, pero me da igual. No estoy para explicar las cosas a niñas de 20 años.
Vuelvo a la rutina de camas vacías, de personas vacías.
Vuelvo a buscarte en cuerpos anónimos, en caricias impersonales.
Vuelvo a sentir la amarga sensación de la soledad.
Vuelvo a las andadas...
Entre tanto, oigo un portazo a lo lejos...
Sí, esta situación me es familiar.
"Que si me paras los pies, me salen alas"
No hay comentarios:
Publicar un comentario